viernes, 15 de mayo de 2015

CABREADO YA NO; ENFURECIDO, Y MUCHO.



«Algunas veces una persona tiene que ser la voz de muchas.»

Nadie puede negarme que los políticos que tenemos son un reflejo de la sociedad, así que si nos quejamos de sus políticas no podemos cambiarlas sin que antes cambie la sociedad, pero esta no cambia en masa de golpe y porrazo; antes han de ir cambiando los individuos que la forman.
Creo que en este país (España) el porcentaje de personas que están de acuerdo y felices con el gobierno que tenemos es escaso; la gran mayoría de los españoles estamos más que cabreados con las élites políticas que al servicio de los PODEROSOS (con mayúsculas, los que tienen realmente el verdadero poder) nos han traído hasta donde estamos: cada día con menos derechos, menos libertad y con obligaciones cada vez más onerosas e innecesarias.
Hace apenas unos días escuchaba a Buenafuente (presentador de TV y humorista) dar la noticia de que la patronal y los sindicatos habían llegado por fin a un acuerdo, después de largos meses de negociaciones, de una subida salarial de «hasta» el 1% para «el 2016». El público que asistía al programa en directo y de madrugada se reía y aplaudía con semejante notición; Buenafuente también se cachondeaba de la «buena nueva». Bien, «En el aire» es un programa que se emite como ya he dicho de madrugada, a veces pasada incluso la una, un «late night» en el que mezclan noticias de actualidad, entrevistas, parodias, curiosidades, etc.,  todo bien empapado de humor serio, desenfadado o inteligente, y muchas veces humor «a secas». A mí el tono que se le dio a la noticia y la noticia en si no me hizo gracia en absoluto, me produjo una sensación de soledad infinita, me sentí solo, muy solo al ver que un hecho tan insolidario podía hacer reír a tantas personas; me enfurecí y apagué la TV; pero seguí dándole vueltas al tema. Esta noticia podría haberse tratado en tono de humor pero sin risas, ni enlatadas ni en directo: poniéndose en el otro extremo, en el de la indignación y el cabreo; la ironía aquí no tenía cabida con algo tan serio.
Hay que ser conscientes, por mucho que digan que el IPC está en negativo, no dejamos de perder poder adquisitivo, y si no fijémonos como se ha disparado el precio de la electricidad, los combustibles, los alimentos, el agua, los impuestos (IVI, basura, alcantarillado, IRPF). Han ido subiendo todo en los últimos cinco años, han bajado o congelado los sueldos, y ahora en los últimos meses, cerca ya de elecciones los bajan un poquitín y así engañan al ciudadano poco ilustrado. Y ahora pretenden vender un pacto como algo genial, sin explicar la letra pequeña; por si cuela, y colará. A mí no, desde luego, a mí no me la van a colar. Este 1% no va a ser tal, hay una preposición antes de el: «HASTA»; y ni siquiera será mañana, hay que esperar hasta el 1 de enero del 2016. Hay que tener en cuenta que, con un sueldo de 1000€ se pasaría a cobrar 1010€; 10€ más cada mes, 120€ al año, y eso si se llegara al 1% porque no hay que olvidarse de ese jodido «hasta». ¿Es acaso para celebrarlo? Yo creo que no; es más, creo que sería para salir todos en masa a la calle y gritar hasta que salgan de sus «palacios blindados» y no paren de correr hasta pasados los Pirineos, luego ya pueden ir más cómodamente hasta Suiza. ¿Y los que no tienen ni siquiera un sueldo al que aplicarle ese «hasta el 1%»? ¿Ellos qué tendrían qué hacer?
Pues cada día creo que los ciudadanos protestan menos, incluso yo, que era muy dado a hacerlo, llevaba un tiempo cansado, estancado en el «¿para qué?». Había decidido replegarme y salir lo imprescindible al mundo exterior, me deprimía, me asqueaba, y sigue haciéndolo, por eso me inventé un «paraíso» del que apenas salgo, pero es imposible vivir totalmente ajeno. Así que ahora ya no estoy cabreado, estoy enfurecido, y a unos niveles que no había conocido antes.
Por suerte en unos días tendré dos urnas frente a mí, una para las elecciones municipales y la otra para las autonómicas. Ejerceré mi derecho al voto muy sereno, haciendo memoria, que no se me olvide nada, sin pensar eso de que un voto no cambia nada; todo voto es útil. Pensaré en mí, en quienes conozco, en los que sé que lo están pasando mal, en el mundo, en la sociedad, en los políticos con sus actuaciones y fechorías. Elegiré con mucho cuidado a quien quiero que me represente. No quisiera más de lo mismo, por eso mi voto tiene que ser consecuente con lo que pienso y siento. Reconozco que he dicho que en las municipales importa más la persona que el partido en el que se amparan, pero si son honestos por qué no abandonan ese aparato y lo hacen libres, independientes, intentando ganar sin las cargas de un partido podrido. No sé, pero aún me quedan días para pensar. Y para las autonómicas voy a apostar por algo diferente, por lo que menos se parezca a lo que tenemos o tuvimos.
Hay una nueva oportunidad ahora de mejorar, al menos intentarlo, de luchar por construir un mundo más justo, mejor; yo lo quiero así. Confío en que algún partido pueda dármelo.
No pensaré en lo que vota el de al lado. Sé que el voto es secreto, no deberíamos olvidarlo y por tanto no debemos sentirnos chantajeados, ni tener miedo a perder el empleo; hay que romper con ese voto cautivo que mantiene atados a familias enteras, hay que votar sin miedo.
Hay que votar, es un derecho y también un deber como ciudadano. Es algo muy serio, un acto que nos marcará nuestro futuro, así que a pensar muy bien las papeletas que se eligen. 
Mientras, no me queda más que desear y pedir que todos votemos con responsabilidad. Quiero llegar a conocer ese mundo mejor que tanto he soñado y cada día más ansío. 
©Miguel Je  2015 Mayo