lunes, 19 de diciembre de 2011

ESTE NO HA SIDO UN DOMINGO COMO TANTOS




«Hay que intentar ser objetivo y aceptar las cosas como son
y no como quisiéramos que fuesen.»

¿Domingo? No soy de los que no soportan este día de la semana. No recuerdo nada malo que me pasara un domingo… Bueno, hasta hoy. Me desperté al amanecer. Me sentí sorpresivamente contento, casi eufórico ante el nuevo día y me noté especialmente energético. Estaba tan calentito, tan a gusto, con mi ser más amado pegado a mí... Era el paraíso, pero aun así decidí levantarme para hacer todas las tareas cotidianas de un hogar y tener expuesto el desayuno junto con el periódico que te gusta: «Público». Hacía frío pero lucía un espléndido sol. Saqué a pasear a Alí (nuestro perro) antes de bajar al Centro Comercial para comprar el periódico y pan fresco para las tostadas que tanto le gustan; untadas con ajo y aceite de oliva virgen, y espolvoreadas después con pimentón de la Vera (lo del pimentón me resulta un tanto exótico). Un largo y tranquilo paseo por la sierra, con la caricia del beneficioso sol de diciembre en la cara. Cuando ya regresábamos por el mismo sendero yo me entretuve lavándome las manos en un arroyo unos segundos, los mismos que perdí de vista a Alí, pues sus ladridos me hicieron levantarme inmediatamente y echar a correr hacia él, que empezaba a pegar saltitos para alcanzar a su mayor enemigo, un perrito marrón llamado Pancho y que se había refugiado en el regazo de su ama y desde su cobijo ladraba furiosamente también a Alí. Pancho tenía un «hermano» casi igual que él pero en negro, se murió esta primavera. Pues cuando Alí era un cachorro un día le atacaron los dos y le mordieron, desde entonces es odio total entre ellos. Ahora sólo está Pancho que es tan camorrista como Alí. La dueña gritaba asustada protegiendo a su pequeño tesoro hasta que sus gritos se hicieron más agudos y preocupantes. Cuando conseguí agarrar a mi perro de uno de sus índices salía sangre. Yo en el suelo sujetando con fuerza a Alí y Pancho ahora liberado aprovechaba la inmovilización de Alí para darle unos buenos bocados en el culo y muslos. La señora holandesa quería coger a su perro pero no tenía correa y éste daba vueltas a nuestro alrededor. Alí se revolvía y por un instante casi se me escapa cuando queriendo atrapar a Pancho me mordió a mí en la muñeca traspasando sus colmillos la cazadora de cuero y la camisa de grueso algodón hasta introducirse ligeramente en la carne. A duras penas conseguí levantarme y preocuparme por la herida de la mujer. Intenté tranquilizarla pero su Pancho no paraba de provocar. Le miré el corte y, aunque escandaloso por la sangre, no era muy grande. Yo le comenté que Alí tenía sus vacunas al día y ella me dijo que iría al centro de salud y me pidió el número de teléfono. Se lo di al tiempo que tuve que escapar pues Pancho y Alí estaban a punto de enzarzarse de nuevo. Sí, bajé por el Público y el pan, pero la mañana ya se había torcido. Alí tendrá que ir ahora siempre con correa, adiós a sus correteos, pero aunque lo sienta por él yo no quiero más sorpresas y sobresaltos; necesito mi Energía para otras cosas. Acaba de sonar el teléfono, ¡vaya!... El corazón me ha dado un vuelco, contesto resignado pensando que el problema ya está aquí. Pues no. Era Marcelo para desearnos «Feliz Navidad». Qué así sea. Pensemos positivo y atraeremos positivo. 
Tengamos las «fiestas» en paz.  

3 comentarios:

  1. Algunas mañanas suelo sacar a paseo a mi perro, y sinceramente, me esfuerzo en evitar el contacto con otros perros, evito transitar por los mismos lugares y las mismas horas. Sinceramente, es una experiencia realmente desagradable.

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  2. Nosotros también intentamos ir a las horas que no van los que se lleva mal con él., y siempre muy pendientes, pero alguna vez alguien cambia la rutina y se desencadena el desequilibrio. Aquí hay gente en los sitios más inaccesibles, y la mayoría van con perros, me imagino que buscando la paz y la soledad.

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  3. Con esta publicación de tus vivencias y sentimientos, estás consiguiendo interesar a más de un lector pero, en especial, a mí que soy receptor de lo que describes, con especial devoción y alegría pues se que la sinceridad te guía en todo momento. Gracias, pues, te sean dadas por regalarnos estas piezas literarias llenas de sencillez, elegancia y sentimiento.

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